En STEM perseguimos el objetivo fundamental de que el Estado denuncie los Acuerdos con la Santa Sede y con otras confesiones religiosas, pero creemos preciso señalar que dentro del actual marco legal hay formas de avanzar hacia una mayor laicidad. Una de ellas es el establecimiento de calendarios escolares racionales y libres de la influencia de la jerarquía católica.
Apostamos por un modelo en el que los días lectivos queden distribuidos en bimestres, y por cada 7-8 semanas de actividad lectiva haya un periodo de vacaciones escolares. Las vacaciones de invierno (periodo comprendido entre Nochebuena y Reyes), permanecerían sin cambios, en torno a los 20 días, y se añadirían tres periodos no lectivos de 9-10 días que comenzarían siempre a finales de octubre, febrero y abril.
Para la implantación de los nuevos periodos de vacaciones escolares, como ya se hace en determinados periodos no lectivos para facilitar la conciliación, habría que implicar a las distintas administraciones en la implementación de programas de centros abiertos. Creemos que la implantación de los nuevos periodos de vacaciones escolares, y su mantenimiento siempre en las mismas fechas, favorecería la creación de empleo en los sectores de la educación no formal y de las actividades deportivas y de ocio y tiempo libre. También mejoraría la estabilidad laboral de este colectivo y se facilitaría la programación de actividades.
En muchos países europeos de nuestro entorno se apuesta por calendarios escolares en esta línea, con resultados óptimos.
En las reuniónes mantenidas entre la Administración y las representaciones de los distintos sindicatos de docentes, desde STEM llevamos unos cuantos años defendiendo, en solitario, esta propuesta de racionalización del calendario escolar, pero las autoridades educativas madrileñas hacen caso omiso. Otros sindicatos, en ocasiones, se han pronunciado a favor de “que se desvinculen los periodos no lectivos de las festividades religiosas”, pero en ningún momento han presentado una alternativa concreta ante la Administración, al menos hasta ahora.
Desde STEM, como no puede ser de otra manera, rechazamos que se fuerce la coincidencia de periodos no lectivos con celebraciones religiosas. El reconocimiento del “Viernes Santo” y del día de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre) como festivos de ámbito estatal ya supone una especial consideración para con las costumbres de los fieles católicos. En nuestra propuesta de calendario, ni siquiera se plantean cambios en el periodo vacacional de invierno, que también comprende otras fechas relevantes para el catolicismo.
Pero las variaciones anuales en las fechas de Semana Santa (festividad que se rige por arcaicos calendarios lunares) ocasiona grandes desequilibrios en el desarrollo de la actividad escolar, delimitando a menudo trimestres excesivamente largos o excesivamente cortos, lo cual dificulta una programación racional de la actividad trimestral e incide negativamente en el rendimiento académico del alumnado, sobre todo en Infantil y Primaria.
Consideramos que el gran obstáculo para abordar estos cambios lo constituyen las presiones de la jerarquía católica. Pero en sociedades avanzadas, las creencias deben regir los ámbitos privados y nunca el ámbito público, cuya organización descansa sobre acuerdos democráticamente adoptados por la colectividad. Desde el mayor de los respetos a la conciencia de cada cual, la vida civil no puede seguir dictada por rituales religiosos.
Somos partidarios de que se abra este debate, que de ninguna manera es una pugna entre docentes y familias. El interés común de quienes defendemos la escuela pública es beneficiar al estudiante. A partir de esa base, es perfectamente posible considerar los intereses particulares y llegar a acuerdos que redunden en una mejora de la educación.