UNIDAD Y SOLIDARIDAD EN LA LUCHA: LA FUERZA PARA CAMBIAR EL MUNDO


La II Internacional acordó en 1889 llevar a cabo una movilización mundial el Primero de Mayo, no sólo para recordar a los Mártires de Chicago, trabajadores y sindicalistas víctimas de un asesinato de Estado dos años antes, sino para rendirles el mejor homenaje posible: conseguir la jornada de ocho horas uniendo a la clase trabajadora de todo el mundo. Por eso, Primero de Mayo puede ser cualquier día del año en que un grupo de trabajadores o trabajadoras luchen por sus derechos.

Partiendo del contexto más cercano a nuestra acción sindical, en STEM nos oponemos a los mecanismos que fomentan el clasismo y la segmentación del alumnado de familias trabajadoras. De forma muy destacada, el Gobierno madrileño abandona a su suerte la educación pública y la expone cada vez más abiertamente a la intervención de la empresa privada, favorece la segregación y entorpece, mediante la precarización del trabajo docente, el acceso del alumnado al saber, la cultura, y el pensamiento crítico, herramientas imprescindibles para su formación como ciudadanos y ciudadanas y para su verdadera emancipación.

Cuando vemos a sectores de nuestro alumnado en situaciones dramáticas mientras se pisotea al profesorado negándole condiciones y herramientas para cambiar esta situación, hurtándole la mera posibilidad de hacer su trabajo, no valen paños calientes. En la Comunidad de Madrid tenemos un Gobierno acostumbrado a ejercer la fuerza que pretende no ya mantener, sino intensificar los recortes que se aplicaron hace ya trece años. Un Gobierno acostumbrado a ejercer la fuerza sólo entiende la fuerza, y cualquier negociación con esta Administración sin una gran movilización que la respalde es pura ficción… o postureo.

Si de algo podemos estar satisfechos echando la vista un año atrás es de la creciente conciencia entre el profesorado madrileño de las consecuencias de haber regalado a la Consejería, desde la mesa de negociación, tantos años de paz social, unida a la conciencia de que, sin negar esta legitimidad negociadora, la lucha colectiva y unitaria en los centros es imprescindible. Es el momento de recordar que las grandes conquistas de la clase trabajadora se han conseguido mediante lucha y sacrificio.

La autoorganización en asambleas y la acción unitaria de los y las docentes en los centros de trabajo está facilitando esta toma de conciencia, y el esfuerzo colectivo del profesorado, de la mano de los sindicatos que apostamos por este modelo, ha desembocado en la mayor movilización del profesorado de la enseñanza pública madrileña en años. En pocos días, tenemos el reto de escalar aún más respecto a los niveles de movilización de la huelga de febrero, con la convocatoria de huelga para los días 8 y 21 de mayo anunciada por los sindicatos de la Mesa Sectorial y que STEM y las organizaciones y asambleas del entorno de Menos Lectivas hemos hecho nuestra, conscientes de que debe ser un paso más en la articulación de estructuras permanentes de debate y de lucha en los centros educativos.

Con todo, si ampliamos el foco al ámbito estatal, siendo honestos, no podemos afirmar que nuestro único problema sea el gobierno de la Comunidad de Madrid. Difícilmente puede sostenerse que los sucesivos Gobiernos autoproclamados “progresistas” representen y defiendan los intereses de la clase trabajadora cuando han protagonizado el mayor incremento del gasto militar en décadas: 82.700 millones de euros entre 2019 y 2023: 20.000 millones más que en la última legislatura de Rajoy y 40.000 más que en la última de Aznar. Sólo los 22.000 millones de euros aprobados en 2023 multiplicaban por siete los 3.000 millones destinados ese año al Ingreso Mínimo Vital. Todo ello en un país que es el cuarto de la UE-27 en porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social (un 26% de la población en 2022 según Eurostat) y el tercero si hablamos de población menor de 18 años (un 32,2% en 2022, sólo por detrás de Rumanía y Bulgaria).

Nos parece intolerable el grado de sumisión de este gobierno a los intereses del complejo industrial-militar estadounidense a través de nuestra pertenencia a la OTAN, organización que se nutre de la desestabilización y de la provocación de conflictos (siempre lejos de Estados Unidos, eso sí), y que en estos momentos nos sitúa en la diana de una posible extensión del conflicto entre Rusia y Ucrania.

Entendemos que cualquier gobierno que se diga progresista y que abogue por la paz, el diálogo y la diplomacia debería empezar a cuestionarse la pertenencia a una organización que ha colaborado activamente a alentar este conflicto a las puertas de la Unión Europea, y tantos otros, durante tantos años, en otras muchas partes del mundo.

Difícilmente tendremos una posición creíble respecto a la política de apartheid practicada por Israel, respecto al robo de tierras y viviendas o los ataques a la población civil palestina de Cisjordania o Jerusalén, o respecto al genocidio de Gaza, manteniendo nuestra colaboración con el complejo industrial-militar estadounidense, del que depende la existencia de ese Estado. Hoy nuestro Presidente ve compatible salir de gira para promover el reconocimiento del Estado Palestino con mantener el comercio de armas con Israel, vendiéndole material militar a un Estado genocida y comprándole dispositivos testeados sobre la población civil palestina. Del mismo modo, dice defender la causa saharahui y apoya el plan de autonomía” marroquí para el Sáhara, que supone el reconocimiento de su anexión.

Lanzamos este comunicado tras la publicación de la carta del Presidente denunciando el acoso y el juego sucio de la derecha y la extrema derecha política, mediática y judicial, y han surgido voces que piden convertir este Primero de Mayo en una muestra de unidad en torno al Gobierno democráticamente elegido. Al contrario que esa derecha cuya principal característica es creerse que España es su finca y que sólo ellos tienen derecho a “mandar” (más que gobernar), en STEM no ponemos en duda la legitimidad del Gobierno, pero recordamos que el Primero de Mayo pertenece a la clase trabajadora.

Por eso decimos alto y claro que un gobierno de izquierdas debería haberse posicionado del lado de Raquel Rodríguez, limpiadora mileurista de Puerto Real que se enfrenta a 5.000 euros de multa por injurias a la policía, a raíz de unas declaraciones a los medios de comunicación ante la militarización de su barrio en un contexto de represión brutal de las movilizaciones del Metal en Cádiz… ahora bien, para que ese improbable posicionamiento fuera creíble, lo primero sería que el gobierno responsable de esa represión pidiera disculpas y criticara esta actuación judicial sectaria y desproporcionada.

Pero este no es el único caso ante el que el Gobierno ha guardado silencio: hoy tenemos a cuatro jóvenes a la espera de entrar en prisión y otros dos pendientes de una multa de 11.000 euros y un año de libertad vigilada tras el rechazo de testimonios y grabaciones exculpatorias por parte de un juez que sólo ha tenido en consideración las declaraciones de unos policías que han incurrido en múltiples contradicciones. Se trata de los 6 de Zaragoza, detenidos aleatoriamente tras una manifestación contra los discursos de odio de la extrema derecha en 2019. En efecto, estamos al tanto del problema que tenemos con la justicia, pero también tenemos claro que su principal víctima es la clase trabajadora cuando se atreve a levantar la cabeza. Para ellas y ellos, nuestra solidaridad. La del Gobierno no la esperamos.

Pero al fin y al cabo al Gobierno lo juzgamos por sus políticas, y a este le debemos una ley, la LOMLOE, que en aspectos tan cruciales como aquellos que permiten la extensión de la red privada concertada y los vergonzosos niveles de segregación de nuestro sistema educativo, podría haber firmado perfectamente el PP… todo ello de la mano del mantenimiento de los privilegios de la iglesia, principal agente y beneficiario de la privatización del sistema educativo y del adoctrinamiento en centros públicos supuestamente aconfesionales. En Sanidad, no hay noticia de una posible derogación de la Ley 15/97, y la Ley de Vivienda aprobada en la pasada legislatura es inútil para frenar la especulación y la escalada de precios que ahoga cada vez más a las familias trabajadoras.

Razones todas para recordar, este Primero de Mayo, la lección más importante: que si se deja de luchar, los derechos se pierden, y que sólo unidos y unidas somos fuertes. El Primero de Mayo debe servir para recordar que la clase trabajadora es la que mueve el mundo. La clase trabajadora somos los y las docentes, y el personal no docente de los centros educativos: personal de administración y servicios, educadoras, personal de comedor y limpieza… Es el personal sanitario. Clase trabajadora son las cajeras del supermercado, los conductores del transporte público, los camareros y camareras, los riders, los jornaleros y jornaleras que recogen la fruta que llega a nuestras mesas desde los campos o invernaderos. Somos todos y todas una misma clase, y debemos estar orgullosos de ser lo que somos. Y porque somos una gran mayoría y hacemos todo lo que resulta indispensable, es por lo que seguimos creyendo que la clase trabajadora es la fuerza que puede cambiar las cosas.

¡VIVA LA LUCHA DE LA CLASE TRABAJADORA! ¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO!

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