Desde que en marzo del curso pasado la Consejería de Educación descubrió que se podía decir sin el menor reparo que clases online eran posibles si docentes y alumnado se implicaban en el empeño no ha dejado de recurrir a su utilización como panacea de lo imposible.
En su momento se puso de manifiesto que era necesario un soporte que la Consejería no podía proporcionar y durante casi dos meses las clases se convirtieron en un suplicio para profesorado, alumnado y familias implicadas. Es verdad que se hizo un esfuerzo y se consiguió acabar el curso con un funcionamiento medianamente aceptable de la plataforma Educamadrid. Sin embargo, por lo que hemos visto e lo que llevamos de esta primera semana del segundo trimestre, no se trataba más que de un castillo de naipes que se ha desmoronado a la primera de cambio.
Como alternativa a la plataforma de Moodle, la Consejería nos ofrece Microsoft Teams, bastante más desarrollada como plataforma y a la vez más compleja de manejar. Pero, en cualquier caso, a diferencia del curso pasado, en el que se nos permitía incluso usar otras plataformas (Google Suite, Facebook, Edmodo…) este curso se ha restringido su uso, por lo que quizá se haya venido abajo nuevamente el sistema al verse sobrecargado con lo que el curso pasado funcionó por otras vías.
El domingo los centros comunicaron a su profesorado que se suspendían las clases presenciales en la Comunidad el lunes y el martes; y que quizá se alargase toda la semana. Pedían a los profesores que las clases pasaran a impartirse telemáticamente. Palabra tan vacía de contenido que nadie sabemos lo que se nos pide que hagamos ni desde dónde. Telemático en educación no tiene porqué ser teletrabajo. No queda claro si el profesor atiende a los alumnos desde casa o desde el centro. Y laboralmente, tiene sus implicaciones.
Por otra parte, no sabemos si lo que se nos pide es que las clases sean presenciales sincrónicas online o si podemos organizar un material sobre el que alumno trabaje de manera asíncrona. Pero, tanto si se espera de nosotros que demos una clase sincrónica online como si vamos a dar una clase asíncrona es necesario que la clase esté integrada en una plataforma y esto no se hace de la noche a la mañana ya que es necesario:
1.- Comunicar al alumno la intención de incluirle en la plataforma.
2.- Recibir su autorización por escrito para ser incluido.
3.- Darle de alta en la plataforma.
4.- Establecer los canales de comunicación que se van a utilizar, que por Orden de la Consejería, este nuevo curso en principio solo pueden ser los ya mencionados: Moodle de Educamadrid y Microsoft Teams como plataformas y correos cuyo servidor sea @educa.madrid.org.
Además, este curso, la Consejería ha prohibido la redirección a correos particulares, ralentizando más si cabe el proceso de comunicación.
Parece que queda claro que para la Consejería, las clases telemáticas no son más que “la Purga Benito”: La panacea con la que pretende justificar sus carencias. Con el agravante de que con esta actitud están denostando un sistema que podría ser eficaz si se le dotara de la infraestructura y soporte necesario.
Por Miguel Peña, afiliado de STEM y profesor de Árabe de la EOI Jesús Maestro