AL DOCENTE, PICO Y PALA

A mediados de la semana pasada recibíamos noticias de que en distintos centros educativos de nuestra región se estaban organizando equipos directivos, familias y profesorado para limpiar el hielo y facilitar el acceso a dichos centros, con el objetivo de hacer posible el comienzo de las clases presenciales para el día 18.

La Presidenta Ayuso, a través de los medios, llamó al profesorado a colaborar en esta tarea. Era de esperar. Sabemos que ni la Presidenta ni su Consejero valoran la labor docente, y que creen que durante el confinamiento estábamos muy cómodos mientras otros trabajaban para nosotros… [ver enlace] Bueno, puntualizamos: saben que trabajamos mucho, posiblemente más que ellos, pero las acusaciones e insidias recurrentes hacia el profesorado son un recurso muy fácil y eficaz en su afán permanente de liquidar el servicio público educativo.

Pero volvamos al tema que nos ocupaba. Nos consta que, una vez confirmado el retraso en el inicio de la actividad lectiva presencial hasta el miércoles 20, hay equipos directivos que están llamando a sus Claustros a acudir a los centros a lo largo del lunes y el martes para realizar labores de este tipo.

Entendemos hasta cierto punto que haya docentes que sientan el impulso de agarrar pico y pala en el afán (compartido por todos) de dejar atrás cuanto antes los constantes quebraderos de cabeza de la enseñanza telemática y reencontrarse con su alumnado. Pero el profesorado ya está haciendo su trabajo, y lo está haciendo en peores condiciones y dedicando más horas que en modalidad presencial, y a menudo compaginándolo, como ya ocurrió durante el confinamiento, con el cuidado de hijos menores en edad escolar.

Pedimos en todo caso que antes de asumir funciones que no nos corresponden pensemos en las posibles consecuencias para los compañeros y compañeras que o no pueden o simplemente no quieren tomar esa decisión.

Por mucho que nos neguemos a quitar hielo, mientras realicemos nuestro trabajo, que es la docencia, no debemos admitir el más mínimo reproche. De hecho, desde STEM desaconsejamos a los docentes que se expongan a riesgos innecesarios asumiendo labores que deberían corresponder a personal especializado contratado por la Administración. Debemos evitar toda imprudencia que pueda llevarnos a sufrir un accidente por realizar tareas a las que no estamos acostumbrados, de manera informal y sin siquiera la supervisión de personal cualificado.

Incluso anteponiendo los intereses del alumnado, cabe preguntarse si no es una irresponsabilidad arriesgarse a una baja que seguramente tardará semanas en cubrirse.

Quizá estemos tan acostumbrados a los ataques de ciertos políticos y al menosprecio de ciertos sectores de la sociedad, que a veces no terminemos de creernos la importancia de la labor que realizamos, y esto puede llevarnos a bailarles el agua a esos políticos mediocres en busca de un mayor reconocimiento social. Si ese es el caso, pensemos que si nos damos de baja por hacer el trabajo que no nos corresponde, y nuestro alumnado sufre las consecuencias, ese reconocimiento no va a ser ni mucho menos unánime.

En este punto, tenemos que apelar a la responsabilidad de los equipos directivos. En el mejor de los casos movidos por la buena fe (no exenta de temeridad pero buena fe al fin y al cabo), pero en otros casos por un mero afán de colgarse medallas y ganar puntos ante sus superiores, pueden estar poniendo en peligro la integridad física de los docentes y por tanto comprometiendo la continuidad del proceso de aprendizaje de parte de su alumnado. Muy temerario o muy servil tiene que ser un director para asumir esa responsabilidad. En todo caso, no debemos aceptar presiones para realizar este tipo de tareas. Y de darse estas presiones, recomendamos a los trabajadores y trabajadoras que las sufran que se pongan en contacto con su sindicato.

Queremos acabar esta primera parte de nuestro artículo señalando que no nos parece nada casual que esta cuestión se haya abierto paso en los medios de comunicación. Como ya hemos comentado, la propia Presidenta Ayuso, que ya sabemos lo que opina de los docentes, directamente “nos llamó a filas”. Pero también desde medios que podríamos considerar sensibles a la situación de los servicios públicos y críticos con la gestión de esta crisis por parte de la Comunidad de Madrid, se informaba de forma complaciente de cuadrillas de docentes agarrando pico y pala por el bien de su alumnado.

La consecuencia en ambos casos es la misma: se perpetúa el debate recurrente, promovido por la derecha reaccionaria de este país, sobre lo poco o mucho que trabajan los docentes, y se acaba relativizando el valor del propio trabajo docente.

A nadie se le ha ocurrido llamar a los sacerdotes, que también pagamos todos, a despejar las aceras de sus iglesias o a echar una mano en los colegios. Se presupone que se ganan el sueldo. Tampoco se nos informa de si todos los militares (y no solo los de la UME) han sido movilizados para echar una mano. Aunque estén acuartelados, también se ganan el sueldo. Pero los docentes estamos constantemente en entredicho, y no deja de parecernos grave que la Presidenta regional nos pida públicamente, como si no estuviéramos haciendo nada, realizar unas labores que entrañan unos riesgos mientras mantuvo desmovilizado durante días un buen contingente de bomberos forestales, profesionales mucho mejor preparados para estas labores que de hecho están reclamando ser movilizados.

El problema es que estos trabajadores son fijos discontinuos y como fuera de temporada de incendios no están en activo, hay que movilizarlos y pagarles… y como ya sabemos, el Gobierno regional es muy cuidadoso con el dinero público cuando se trata de pagar sueldos. Si es para construir hospitales innecesarios y pagar sobrecostes a grandes constructoras, no lo es tanto. En definitiva, por resumir: mientras la Comunidad de Madrid se permite el lujo en esta situación de no movilizar todos los medios de que dispone, ya comienza a buscar culpables de su negligencia: los docentes, cómo no.

PUES EN JUNIO, TRES DÍAS MÁS

La culminación de esta nueva vuelta de tuerca en el afán de este Gobierno reaccionario por poner a los docentes en la picota ha sido el anuncio de la ampliación de tres días lectivos en junio, en Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Especial. El mensaje que se transmite a la sociedad es simple: los colegios no están preparados porque la mayoría de los docentes (que como todos sabemos están en casa sin hacer nada) no han querido arrimar el hombro. Por tanto, nos vemos en la necesidad de obligarles a dar tres días más de clase.

La noticia se incluía este viernes en la nota de prensa en la que se anunciaba el retraso en la apertura de los centros para el próximo día 20. Se trata de una decisión unilateral, de dudosa legalidad y que esperamos no llegue a materializarse. La Comunidad de Madrid se escuda en la necesidad de reforzar la presencialidad de modo que el alumnado no sufra las consecuencias de este retraso en la incorporación a la enseñanza presencial.

En STEM tenemos otras propuestas que quizá no sean tan vistosas como la ampliación del calendario lectivo pero que creemos que van a ser mucho más eficaces para garantizar una adecuada atención educativa a nuestro alumnado:

La primera ya la expusimos en un artículo que publicamos allá por finales de abril. [ver enlace] Como la coherencia es un valor que queremos ser los primeros en aplicarnos, se lo vamos a recordar:

El alumnado de necesidades educativas especiales y con dificultades de aprendizaje necesitará una atención prioritaria, por lo que es el momento de aumentar las plantillas de los profesionales de la atención a la diversidad, ajustando de una vez las ratios de alumnado atendido por cada profesional de Pedagogía Terapéutica y Audición y Lenguaje a lo que establece la ley. No más de 9-12 alumnos/as por PT y 20-25 por AL […]. Las plantillas de orientadores/as deben ajustarse a las recomendaciones de la UNESCO, y que cada orientador no atienda a una población escolar superior a los 250 alumnos, y más tras una situación no exenta de tensión y privaciones para gran parte del alumnado y las familias cuyos efectos en el ámbito psicológico, social, económico y académico aún están por ver. A día de hoy, este objetivo se antoja utópico, siendo lo habitual en nuestra región que la población asignada a cada orientador triplique o casi cuadruplique la ratio recomendada por las UNESCO”. Y lo mismo podemos decir del profesorado de Compensatoria… esperamos que esta vez nos hagan caso.

Otra idea que se nos ha ocurrido, y que también sería mucho más eficaz que la ampliación del calendario lectivo, es la recuperación del cupo de 1117 docentes que bajo la denominación de Refuerzos Covid ejercían labores de apoyo y refuerzo educativo en los centros (y en muchas ocasiones lo que se terciara, dado el desastre en la cobertura de las sustituciones). [ver enlace] Esta Comunidad Autónoma que tanto piensa en el alumnado y las familias ostenta el dudoso honor de ser la única de todo el Estado que suprimió ese cupo extraordinario de docentes (y no se les cae la cara de vergüenza) porque, en palabras del Consejero “ya habían cumplido su función” y no eran necesarios. ¿Ahora tampoco?

Por desgracia, mucho nos tememos que estas propuestas caerán en saco roto, puesto que tenemos a unos enemigos declarados de lo público al frente del Gobierno regional. Pero sí esperamos suscitar la reflexión de nuestros compañeros y compañeras docentes para que no caigan en la eterna autoculpabilización a la que nos quieren arrastrar estos malos gobernantes. No son ellos los que van a defender ese tesoro que tenemos en nuestras manos llamado educación pública. Somos los docentes los principales responsables de cuidarlo, pero nunca desde la culpa ni al son de sus caprichos u ocurrencias. No aceptamos sus lecciones.

El único camino es la defensa de nuestras condiciones laborales y la exigencia de los recursos necesarios para nuestro alumnado, en resumen, la lucha y la solidaridad. Cuanto más claro lo tengamos, más fuertes seremos.