Desde el sindicato, antes de nada, queremos empezar recordando el trabajo especialmente duro que habéis realizado desde que el 11 de marzo se decretó la interrupción de la enseñanza presencial, y lamentamos que a día de hoy la administración no haya tenido la suficiente “imaginación” como para reconocer de forma efectiva las horas y horas de exceso de jornada que habéis acumulado y los gastos extra que habéis pagado de vuestro bolsillo. Entendemos lo que ha supuesto ejercer la docencia en condiciones tan complicadas, y no solo por lo que nos han transmitido muchos compañeros y compañeras a lo largo de estos meses, sino también por el hecho de que nuestro equipo sindical de Pública está compuesto por docentes, que o bien compaginamos el trabajo sindical con el trabajo en las aulas, o bien ejercemos la labor sindical durante un periodo limitado de tiempo. Somos profesionales de la enseñanza y nuestras “puertas giratorias” siempre nos llevan de vuelta al aula, con nuestros compañeros y compañeras.
Queremos anunciar que nuestra asamblea de afiliados y afiliadas ha aprobado convocar huelga para el primer día de clase del curso 2020-2021, en todas las modalidades y etapas de la enseñanza pública no universitaria, en todos los centros dependientes de la Comunidad de Madrid. El acuerdo de nuestra asamblea nos faculta para ampliar en cualquier momento esta convocatoria a otros días, en función de cómo evolucione la situación a lo largo del verano.
Ante el hartazgo expresado por gran parte de nuestra afiliación por el poco respeto hacia la labor docente, tanto por parte de la administración autonómica como por parte del Ministerio, y tanto a lo largo de estos cuatro meses como de cara al curso que viene, el martes 23 de junio avisamos al resto de organizaciones con las que veníamos trabajando ya desde el curso pasado de la posibilidad de que nuestra asamblea tomara esta decisión. Respetamos los tiempos y procedimientos de estas organizaciones, con las que coincidimos muy ampliamente en el diagnóstico de la situación, y esperamos que se sumen a las movilizaciones que planteamos para el inicio del curso 2020/2021.
Como sindicato de clase, entendemos que la labor de nuestra organización debe ir encaminada a la defensa de los intereses de los trabajadores y trabajadoras por el mero hecho de serlo, más allá de su forma de pensar y de su ideología. Nuestros posicionamientos ideológicos y el modelo de escuela que proponemos están claros: basta echar un vistazo a nuestra web y a nuestras redes sociales. Pero como profesionales de la enseñanza, reconocemos ante todo la labor de tantos y tantos compañeros y compañeras, piensen o no como nosotros, y creemos que esa labor merece un respeto.
Seguramente coincidiremos, no obstante, en que en nuestro país, la labor docente no parece gozar de la consideración que merece ni a nivel social ni a nivel político. Pues bien, entendemos que hay momentos en los que hay que decir “basta” y hay que exigir el respeto que merecemos, ya que si no lo hacemos nosotros, mucho nos tememos que no nos va a caer del cielo. Creemos que este es uno de esos momentos, y creemos que la huelga, llegados a esta situación, es el mejor recurso para que, de una vez por todas, tanto las administraciones como la sociedad en su conjunto entiendan que así no podemos seguir, que así no podemos empezar.
Suponemos que la Comunidad de Madrid, de prosperar esta movilización, recurrirá al juego sucio e intentará enfrentar a los docentes con el resto de la comunidad educativa, y por eso os pedimos, aparte de vuestro apoyo a la huelga, que nos ayudéis a hacer pedagogía de los muchos motivos que tenemos para hacerla. Intentarán convencer a las familias de que no pensamos en sus hijos, sino en mantener nuestros “privilegios”, y a nosotros nos tocará recordar quién ha recortado año tras año las partidas presupuestarias destinadas a la formación de nuestros alumnos y alumnas y quién ha estado día a día y curso tras curso, trabajando cada vez más horas, con grupos más numerosos y con recursos cada vez más limitados.
No suscitaremos un apoyo unánime, pero tenemos la autoridad moral de haber sido, a base de sacrificios cada vez mayores, y a costa de nuestro tiempo y nuestra salud, quienes hemos estado al lado del alumnado y quienes hemos luchado por sacarles adelante, también, y muy especialmente, durante la suspensión de la enseñanza presencial. Y lo más importante: unidos, tenemos fuerza (solo tenemos que creérnoslo); tenemos, como trabajadores y trabajadoras, el derecho a la huelga (conviene no olvidarlo), y tenemos un gobierno regional que es un gigante con pies de barro, lastrado por divisiones internas y por una gestión que, como hemos podido comprobar a lo largo de estos meses, hace aguas.

Creemos, pues, que es el momento de luchar. A pesar de su situación precaria, tenemos fundadas sospechas de que nuestro gobierno regional volverá a mostrar la suficiente soberbia como para dar otra vuelta de tuerca en la precarización de nuestras condiciones laborales con la publicación de las próximas instrucciones de inicio de curso. Nuestro anuncio de movilizaciones para septiembre antes de que acabe este curso responde, no obstante, a nuestra voluntad de apelar al sentido común de los responsables de la Consejería de Educación. Y de llamarles a una rectificación.
Veremos cómo actúan, pero mucho nos tememos que, conscientes de los muchos sacrificios y de los muchos golpes encajados por los docentes a lo largo de tantos años de recortes, y del hecho de que hayamos sido capaces de estirar nuestras jornadas laborales hasta el límite durante cuatro meses, aprovecharán lo aprendido para planear nuevas formas de exprimir al máximo nuestro tiempo, nuestras energías y nuestra salud.
Por lo que respecta a la postura del Gobierno central, hemos pasado de la llamada a un gran “Plan Marshall” por los servicios públicos (nada menos) y del reconocimiento de que habría que bajar ratios y asegurar recursos para que a lo largo del próximo curso el alumnado –y especialmente el más desfavorecido- superase los posibles déficits acumulados a lo largo del confinamiento, a una serie de recomendaciones vagas que descartan la bajada de ratios y no entran a cuantificar incrementos de plantillas para cada uno de los posibles escenarios de inicio de curso. Lo más concreto ha sido la aprobación de un fondo de 2000 millones a repartir entre las autonomías, claramente insuficiente y que las administraciones autonómicas podrán repartir entre los centros públicos y las empresas de la enseñanza concertada.

Por lo que respecta a la Comunidad de Madrid, a una gestión incongruente que más cabría denominar “no-gestión”, carente de liderazgo, que ha ido siempre por detrás de los acontecimientos y ha dejado en manos de los equipos directivos y de los propios docentes todas las decisiones difíciles, hay que añadir la voluntad permanente de aprovechar la situación para profundizar en los recortes en el ámbito de la educación pública, suspendiendo por ejemplo los llamamientos para sustituciones y posteriormente concediéndolas “con cuentagotas” y en base a criterios totalmente opacos. Nos consta que durante las semanas en que ha estado vigente la propuesta del Ministerio de que las ratios no superasen los 15 alumnos por aula, la administración madrileña no se ha dignado a ponerse en contacto con los ayuntamientos para compartir la información relativa a aulas vacías, espacios municipales susceptibles de acoger aulas provisionales, planificación del servicio de comedor y rutas escolares, etc., haciendo prácticamente inviable, de facto, la posibilidad de una reducción significativa de ratios que la Comunidad de Madrid es competente para llevar a cabo. Conviene recordar que mientras empezamos a conocer noticias de acuerdos en otras Comunidades Autónomas en esta línea, la Comunidad de Madrid sigue fusionando grupos y suprimiendo unidades, mostrando un total desprecio por la salud tanto del profesorado y de los alumnos y alumnas.

Y lo que es más importante: a pesar de todos los llamamientos que se le han hecho, la Comunidad de Madrid no se ha puesto en contacto con las organizaciones sindicales para cuantificar un aumento de plantillas, que en cualquiera de los escenarios posibles consideramos urgente e ineludible. Entendemos que las plantillas actuales deberían incrementarse al menos en un tercio. Y deberíamos precisar que, dado el más que seguro empeoramiento en la situación del alumnado de necesidades educativas especiales y con dificultades específicas de aprendizaje, las plantillas de PT, AL y orientación deberían ajustarse inmediatamente a lo que marca la ley y las recomendaciones de la UNESCO, respectivamente.
En lo referente a la contratación de personal, cabe recordar que el consejero Ossorio, ante la insistencia de un periodista durante una entrevista en la Cadena SER sobre cómo sería posible atender al alumnado en grupos desdoblados de un máximo de 15 alumnos sin incrementar plantillas dejó patente cuál es el modelo de escuela pública con el que sueña esta administración: planteó la posibilidad de avanzar materia con una parte del grupo mientras la otra parte realizaba lo que denominó “estudio dirigido” a cargo de personal que no tenía por qué ser docente, sino estudiantes del último año de grado, monitores, etc. Es muy preocupante que un Consejero de Educación entienda que no es necesario contratar a profesionales de la enseñanza para hacerse cargo de la enseñanza, trasladando a la sociedad el mensaje de que
enseñar es fácil, de que es algo que puede hacer cualquiera. En STEM vamos más allá: la educación no les importa y su agenda oculta, pero cada vez más evidente, apunta a la destrucción de la escuela pública tal y como la conocemos, por una precarización sin límites de nuestras condiciones laborales, introduciendo la figura del becario o en todo caso formas de contratación propias de la empresa privada, cuyas consecuencias serían el clientelismo, el enchufismo y el fin de la libertad de cátedra en la escuela pública.
Por todo esto, creemos que es el momento de pararles los pies. Por todo esto, hay que decirles que así no podemos empezar, y os pedimos vuestro apoyo a las acciones que pondremos en marcha al inicio del próximo curso, porque a nosotros y nosotras, docentes que amamos nuestro trabajo y que somos conscientes de lo difícil que es, LA EDUCACIÓN SÍ NOS IMPORTA.

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