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La abusiva burocratización de la labor docente viene de lejos. Hace años que la Consejería de Educación obstaculiza nuestra labor docente al aumentar las tareas burocráticas del profesorado y de los equipos directivos que se ven obligados a dedicar más tiempo del que desean a estas tareas y menos al alumnado.

La aplicación de los recortes ha supuesto un aumento de la carga burocrática en los centros educativos al disminuir el número de docentes de las plantillas, reducir la inversión educativa que conlleva una pérdida de recursos humanos y materiales, el retraso en la cobertura de las sustituciones y al incremento del horario lectivo y de las ratios que han dado lugar a un aumento en las tareas burocráticas de las y los docentes.

La administración educativa no tiene reparos en regalar procedimientos inútiles, diseñados en despachos alejados de pupitres y con efectos nocivos para la educación. La LOMCE contiene una carga procedimental desmesurada a la par que ineficiente en la cuestión de la evaluación, y los recortes donde se ha contextualizado esta norma, han hecho que la burocracia sea asfixiante en algunos casos.

Existen procedimientos que proporcionan seguridad como, por ejemplo, los relacionados con la incoación de un expediente disciplinario. Pero en aras de dicha garantía administrativa, el profesorado se ve inmerso en un procedimiento tan largo y tortuoso que, al final, termina por alejar al profesorado de la actividad docente y lo desmotiva.

Memorias, programaciones, intercambios de estudiantes, formación en centros de trabajo, actividades complementarias, y un largo etcétera, terminan absorbiendo más tiempo y energías que la propia preparación de clases.

La incorporación de las TICs a la práctica docente no siempre contribuye a facilitar el proceso de trabajo. Sería deseable que los nuevos programas de gestión -como Raíces- se testaran en un número de centros delimitado antes de generalizar su uso, corrigiendo los problemas que se observen y facilitando, al menos, un catálogo de preguntas más frecuentes al usuario, de manera que se evitara sumir en el caos al conjunto de trabajadores y trabajadoras de la enseñanza.

STEM defiende la necesidad de reducir las tareas burocráticas que mantienen actualmente asfixiados a los equipos directivos y al conjunto del profesorado en los centros: duplicidades, documentación innecesaria, improvisación a la hora de solicitar datos e informes en un corto plazo de tiempo, pocas horas disponibles para la coordinación, acción tutorial o preparación de actividades complementarias, falta de respuesta de la Consejería ante las solicitudes de los centros que implican una innecesaria reiteración de la misma…Por todo ello, exigimos a la Consejería de Educación que, dentro del marco de negociación de reversión de recortes, se inicie un grupo de trabajo sobre el proceso de simplificación administrativa y desburocratización de la labor docente. Del mismo modo, solicitamos a los centros y al profesorado que no seamos dóciles con esta cuestión, poniendo por delante a nuestro alumnado y nuestras condiciones de trabajo a la actividad burocrática. Desde STEM-I decimos que no entra un papel más en nuestra práctica docente.

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