Desde STEM queremos reflexionar sobre el camino de movilizaciones emprendido a lo largo de este curso que acaba, pero sobre todo señalar unos aspectos que consideramos esenciales para encarar un nuevo curso que se espera agitado por la negativa de la Consejería a revertir los recortes que pesan sobre las espaldas de los y las docentes desde hace ya más de una década. No nos centraremos en una valoración pormenorizada de los hitos del proceso de movilizaciones del último año, cosa que ya hemos ido haciendo en la medida en que estas se iban desarrollando, sino que partiremos de una valoración general.
Desde finales del curso 2022-2023, con la convocatoria de una primera asamblea que partió del ámbito sindical, se ha ido configurando un movimiento horizontal, Menos Lectivas, que ha ido dotándose de estructuras propias y de una red de asambleas de centro que han tenido un indudable protagonismo y capacidad de decisión en momentos clave como las convocatorias de huelga de febrero y mayo.
STEM ha apostado siempre por la autoorganización del profesorado en asambleas unitarias y vinculadas entre sí para que sea precisamente el profesorado el protagonista en la toma de decisiones sobre los temas que afectan a sus condiciones laborales. Somos un sindicato asambleario porque los STEs surgimos de asambleas de docentes que fueron capaces, en plena dictadura, de coordinarse en el ámbito estatal, convocar huelgas y erigirse en interlocutores directos con el Ministerio de Educación.
Porque sabemos de dónde venimos, entendemos la dificultad del funcionamiento asambleario en un colectivo de cerca de 60.000 docentes repartidos en cerca de 2.000 centros, y precisamente por eso nos tomamos el asamblearismo muy en serio. Pese a las dificultades inherentes a este modelo, este curso hemos podido comprobar que el espacio asambleario de Menos Lectivas ha sabido canalizar el descontento de un profesorado que se ha sentido cada vez más interpelado por esta propuesta. Un profesorado que quizá echaba en falta un ámbito en el que opinar y decidir ha encontrado este espacio en Menos Lectivas, y la confianza y compromiso con este modelo se ha traducido en una ola de ilusión por cambiar las cosas y unas movilizaciones de una magnitud como no veíamos hacía muchos años.
Como decía Antoine de Saint-Exupéry en El Principito, lo esencial (a veces) es invisible a los ojos, y quizá lo esencial en este punto sea que la Consejería empiece a pensarse dos veces sus decisiones. Por primera vez en mucho tiempo, no acabamos el curso resignados a la certeza de que una vez más tendremos alguna desagradable sorpresa veraniega. Al contrario, acabamos el curso constatando que la Consejería rectifica públicamente, en poco tiempo, dos decisiones de calado antes de que entren en vigor: la imposición de la Escuela Europea Acreditada en el Ramiro de Maeztu y la aplicación de la Resolución 254. Reconocemos la importancia de la movilización de los colectivos directamente afectados en estas dos importantes victorias, pero también estamos seguros de el clima de movilización articulado desde Menos Lectivas ha tenido algo que ver.
El funcionamiento asambleario es complejo, en efecto, pero poca gente habría apostado en septiembre por que el pasado 3 de julio se recibiera en la Consejería a tres sindicatos sin representación en Mesa Sectorial y a un representante de un movimiento asambleario de docentes. Bien es cierto que el objetivo de Menos Lectivas no era una reunión con un Viceconsejero, sino servir de vehículo para, a través de la participación y movilización del profesorado, conseguir la mejora de sus condiciones laborales y frenar las políticas que degradan el servicio público educativo.
Menos Lectivas ha servido para empujar hacia ese objetivo, y es importante que seamos conscientes de que si este deja de ser el objetivo al que dediquemos todos los esfuerzos, este nuevo espacio no tendrá razón de ser. En otras palabras, Menos Lectivas no es un fin en sí mismo, debe ser una herramienta útil para los trabajadores y trabajadoras de la enseñanza. A nuestro juicio, para que esto siga siendo así, hay algunos aspectos importantes a tener en cuenta:
MÁS PESO DE LAS ASAMBLEAS DE CENTRO
Como hemos comentado anteriormente, la red de asambleas de centro han tenido un indudable protagonismo y capacidad de decisión en momentos clave. Sin embargo, a partir de la jornada de huelga del 21 de mayo, el ritmo de convocatorias de asambleas generales, unido a la sobrecarga de trabajo de final de curso, ha reducido al mínimo la participación de las asambleas en la toma de decisiones. Si bien Menos Lectivas se ha dotado de una Asamblea General que no requiere un quórum mínimo de representantes de asambleas de centro para tomar decisiones, esta es una situación que debemos evitar, pues si se reproduce, puede generar desafección en las propias asambleas ante la percepción de que decisiones de calado recaigan en un grupo reducido de personas. Para ello es necesaria una calendarización previa de las asambleas generales de todo el curso, o al menos de cada trimestre, y que estas estén lo suficientemente espaciadas para que las asambleas de centro puedan preparar propuestas y alcanzar acuerdos. Nos consta que se está trabajando en esta calendarización.
APARCAR LA CONFRONTACIÓN CON OTROS MODELOS SINDICALES
Desde STEM hemos criticado a menudo el triunfalismo con el que los sindicatos de la Mesa Sectorial han reivindicado sus acuerdos con la Administración. Hemos señalado lo que a nuestro juicio son los pobres resultados de una negociación sin presión ante la cerrazón de una administración que bien hubiera justificado una gran movilización ya en 2018 en lugar de la firma de lo que podríamos definir como un Acuerdo Sectorial de mínimos. También hemos señalado lo que a menudo hemos definido como falta de transparencia en temas que para nosotros eran trascendentales, como fue la aplicación del proceso de estabilización por concurso de méritos en el ámbito de la educación madrileña. Pero criticar decisiones a nuestro juicio desacertadas no implica desautorizar modelos sindicales que cuentan con la confianza de muchos compañeros y compañeras. No descartamos llegar a acuerdos con organizaciones muy distintas a STEM si es por avanzar de verdad en la mejora de las condiciones laborales del profesorado, y si se abre esa vía, no vamos a poner en cuestión la legitimidad de esas organizaciones. Del mismo modo, entendemos que Menos Lectivas no debe anteponer la confrontación, la desautorización ni el veto a modelos sindicales distintos si se abre una verdadera posibilidad de acuerdo en beneficio del profesorado. Si Menos Lectivas tiene claro cuál es su modelo, serán los compañeros y compañeras de otros sindicatos que se acerquen a Menos Lectivas los que tendrán que valorar libremente si su afiliación a sindicatos no asamblearios es compatible con su participación en un espacio asambleario, pero lo que nunca debemos hacer es dinamitar los puentes con organizaciones que, al igual que Menos Lectivas y los sindicatos que participamos de este espacio, representan a trabajadores y trabajadoras que libremente eligen otro ámbito para organizarse.
RECONOCER A NUESTROS ALIADOS
Menos Lectivas ha tenido la vocación de servir de altavoz para las luchas de los distintos colectivos de trabajadores y trabajadoras de la educación pública madrileña, y de tender puentes con organizaciones que tienen por objetivo la defensa la escuela pública. Por este motivo (y en esto radica parte del éxito del movimiento), Menos Lectivas ha contado con muchas simpatías e importantes apoyos. Un claro ejemplo ha sido el de Asamblea Marea Verde, que durante muchos años y con mucho esfuerzo ha sido el único espacio capaz de mantener vivo el rescoldo de la movilización de años anteriores, y que en esta nueva fase ha apoyado incondicionalmente y ha difundido todas las convocatorias que han surgido del espacio de Menos Lectivas. El reconocimiento y el respeto de los espacios y movimientos que nos han apoyado es fundamental para afrontar un curso difícil en el que todo apoyo seguirá siendo necesario. Menos Lectivas es, y entendemos que debe seguir siendo, un ámbito de participación y toma de decisión de trabajadores y trabajadoras de la enseñanza. Es importante que seamos capaces de tender puentes y tejer complicidades con otros sectores de la comunidad educativa, pero en ningún caso debemos aspirar a suplantar a espacios que llevan años funcionando bajo esa óptica ni debemos dedicar nuestras energías a entrar en debates sobre sus dinámicas internas. Si Menos Lectivas aspirase a convertirse en algo distinto a lo que es, dejaría de ser Menos Lectivas, y a juicio de STEM, esto sería un grave error.
RECONOCER A NUESTRO ADVERSARIO
Por último, de cara a la posibilidad de una gran movilización el curso que viene, es importante tener claro quién es nuestro adversario. Y no son el resto de organizaciones sindicales, en la medida en que por lo menos actúen con respeto a las decisiones que se tomen desde nuestro ámbito y no obstaculicen la movilización. Si bien nuestro campo de batalla es la Comunidad de Madrid y por tanto nuestras demandas deben ir dirigidas al Consejero de turno, nuestro adversario no es Viciana. Ni siquiera Ayuso. Ambos son piezas reemplazables de una maquinaria mucho más poderosa: nuestro enemigo son las políticas neoliberales y privatizadoras que si bien, como se suele decir, tienen su principal laboratorio de pruebas en nuestra región, no se deben al capricho de un partido político. No está nada claro que estas políticas se vayan a detener con un hipotético cambio de gobierno, como nos demuestra la aprobación de una ley, la LOMLOE, que garantiza la continuidad del modelo de escuela privada subvencionada y permite extenderlo a la etapa de Infantil 0-3, o una ley de FP que permite unos niveles de privatización y precarización de esta etapa educativa que no sabemos si el PP se habría atrevido a plantear. La conclusión, una vez más, es que los trabajadores y trabajadoras de la enseñanza deben ser capaces de establecer su propia agenda de lucha independiente de tutelas partidistas. Esta agenda de lucha debe desterrar la confrontación partidista en el propio seno de nuestro movimiento, de modo que independientemente de lo que cada cual vote cada cuatro años o de su afiliación sindical, no perdamos de vista el objetivo inmediato de recuperar las condiciones laborales que nos robaron con la excusa de una crisis que no provocamos ni los docentes, ni el alumnado ni las familias. Esto tenemos que defenderlo gobierne quien gobierne, y ahora toca defenderlo ante quien lleva 30 años gobernando la Comunidad de Madrid con los resultados que todos conocemos.